En este nuevo certamen se ha contado con la presencia del actor Juan José Ballesta, ganador de un Goya por “El Bola” en el año 2000, actor que llegó a la isla para seguir auspiciando un festival que apuesta año tras año por mostrar el cine como pieza de un engranaje social cada vez más cercano al hecho artístico y más alejado de los convencionalismos, digan lo que digan. “Sequence” de Carles Torrens, el corto ganador en la sección oficial de este año, de la misma forma “Safari” de Gerardo Herrero y “La Ropavejera” de Nacho Ruipérez, “No tiene gracia” de Carlos Violadé, y “La Rosa del Desierto” de Emilio Alonso en la sección canaria, son fieles representantes de esa huida de lo común como reflejo de la llegada de los nuevos paradigmas que identifican al corto más como un largometraje pequeño que como una historia larga contada en poco tiempo por falta de medios. Podríamos decir entonces, que el cortometraje ha dejado de ser a la fuerza (más por aclamación popular que por apoyo económico) ese pequeño experimento de aquel que se siente cineasta para convertirse en el hecho tácito del que ya lo es.
En resumen, el cine, más accesible que nunca, se ha vuelta de la familia. Así que abramos las puertas a esa familiaridad, preparemos una buena mesa y sentémonos a disfrutar del espectáculo, para que, una vez más y para siempre, soñar con el cine sea volver a pisar las suaves orillas de Ítaca.